Español (Latin American Spanish): Unlocked Dynamic Bible Print

Updated ? hours ago # views See on WACS
Gálatas
Gálatas
Capítulo 1

1-2 Queridos hermanos y hermanas en la provincia de Gálatas. Yo soy Pablo, el apóstol. Yo no soy apóstol porque un grupo de personas me hizo uno o porque Dios dijo a alguien que me hicieran uno. ¡Al contrario, yo soy apóstol porque Cristo y Dios el Padre me han enviado como uno, sí, Dios el Padre, quien hizo a Cristo vivir de nuevo después de Él haber muerto! Yo y todos mis compañeros creyentes que estan aquí conmigo les recibímos a todos en las iglesias de la provincia de Gálatas. 3 Yo oro para que Dios, nuestro Padre, y el Señor Jesucristo los ayuden gentílmente y les de paz. 4 Cristo se sacrificó a Sí mismo a Dios por nuestros pecados, con el fin de llevarnos fuera de este mundo en el cual la gente actúa de maneras tan malignas. Él hizo esto porque Dios, nuestro Padre, quizo que Él lo hiciera. 5 Vamos ahora a alabar a Dios por siempre y siempre. ¡Es verdad! 6 Como sabes, Cristo los llamó en su gentileza a confiar en Él. ¡Pero ahora estoy asombrado que has parado de confiar en Él! Ahora crees un mensaje diferente, el cual algunas personas dicen que es la verdadera noticia buena de Dios. 7 Cristo nunca nos dijo otra buena noticia, pero otras personas te confunden. Ellos quieren cambiar la buena noticia de Cristo; ellos quieren creer que Cristo realmente dijo algo diferente. 8 Pero aún si nosotros los apóstoles o un ángel del cielo les dice una buena noticia que no sea lo mismo que lo que les hemos dicho antes, Dios debería castigar a esa persona por siempre. 9 Como ya les hemos dicho, pues ahora les digo nuevamente que alguien les está diciendo una manera de buena noticia aque él dice que es bueno, pero no es lo mismo que lo que creías. Así que le pido a Dios que condene a esa persona por siempre. 10 Yo no necesito que la gente me quiera, porque es Dios quien me aprueba a mí. Yo no estoy tratando de complacer a la gente. Si yo todavía estuviese tratando de complacer a la gente, entonces no estuviera verdaderamente sirviendo a Cristo. 11 Mis compañeros creyentes, quiero que sepan que el mensaje de Cristo que yo proclamé a la gente no es uno que una persona creó. 12 Yo no aprendí esta buenas noticia de un ser humano, y ninguna persona me la enseñó. Lo contrario, fue Jesucristo quien me lo enseñó. 13 La gente te ha dicho de lo que yo hice en el pasado cuando adoraba a Dios en la manera Judía. Nunca paré de hacer las peores cosas a los grupos de creyentes que Dios había establecido. Traté de destruír a esos creyentes y sus grupos. 14 Yo honraba a Dios en la manera Judía más exhausta que cualquier otro Judío de mi propia edad. Yo estaba muy molesto cuando veía a otros Judíos negandoce a obedecer las tradiciones que nuestros ancestros habían guardado. 15 Como quiera, yo estaba en el vientre de mi madre cuando Dios me escogió para servirle a Él, y Él hizo esto porque le complació hacerlo. 16 Me demostró que Jesús es su Hijo; Él hizo esto para que yo le dijera a otros las buenas noticias de su Hijo en regiones donde viven los no Judíos. Pero yo no fuí donde ningún humano para entender mejor este 17 mensaje. Y yo no dejé inmediatamente Damasco y fui a Jerusalén a ver los apóstoles allí, los hombres que se convirtieron apóstoles antes que yo me hiciera uno. Al contrario, me fuí a las regiones de Arabia, una región de desierto. Luego yo volví una vez más a la ciudad de Damasco. 18 Fueron realmente tres años después de que Dios me había revelado esta buena noticia a mí que fuí a Jerusalén a ver a Pedro. Me quedé con él por quince días. 19 También vi a Jacobo (Santiago), el medio hermano de nuestro Señor Jesús y el líder de los creyentes en Jerusalén, pero no vi a ningún otro apóstol. 20 ¡Dios conoce que lo que te escribo es completamente verdadero! 21 Después que dejé Jerusalén, fuí a las regiones de Siria y Cilicia. 22 En esos tiempos los creyentes de las congregaciones Cristianas que estaban en la provincia de Judea todavía no me habían visto. 23 Solo oyeron a otros decir: "Pablo, el que en el pasado nos estaba haciendo cosas violentas, ¡ahora proclama las mismas buenas noticias que nosotros creemos y que él estaba tratando de parar!" 24 Así que siguieron alabando a Dios por lo que me había pasado a mí.

Capítulo 2

1 Después que pasaron catorce años, Bernabé, Tito y yo subimos nuevamente a Jerusalén. 2 Hicimos esto porque Dios me dijo que debíamos ir. Le expliqué privadamente a los líderes más importantes de los creyentes el contenido de la buena noticia que yo había estado proclamando en las regiones de los no Judíos. Hice esto porque quería estar seguro de que aprobarían lo que estaba predicando. Quería asegurarme de que no estuviera trabajando en vano. 3 Pero esos líderes ni siquiera requirieron que Tito, quien estuvo conmigo y que era un gentil incircumsiso, se circumsidara. 4 Las personas que le hayan requerido circumsisarse no eran creyentes verdaderos, pero actuaban como si fueran compañeros creyentes. Nos observaban de cerca para ver como obedecíamos a Dios sin estar siguiendo todas las leyes y rituales Judíos, ya que sabemos que Cristo Jesús nos liberó de esas cosas. Estos falsos creyentes les gustaría hacernos como esclavos a la Ley. 5 Pero ni siquiera por un momento coincidimos con ellos sobre la circumsisión. Los resistimos para que las verdadera buena noticia continuara beneficiándolos. 6 Pero los líderes en Jerusalén no le añadieron nada a lo que yo proclamo. Esos líderes son hombres importantes, pero ellos no me importan, porque Dios no favorece a ciertas personas más que a otras. 7 Al contrario, los líderes entendieron que Dios me estaba confiando el proclamar la buena noticia a los no Judíos, igual que Pedro estaba proclamando la buena noticia a los Judíos. 8 Esto es, igual que Dios había empoderado a Pedro a ir como apóstol para llevar el mensaje de Dios a los Judíos, también me empoderó a mí para ir como apóstol y llevar el mensaje a los no Judíos. 9 Esos líderes entendían que Dios me había dado esta misión especial. Así que Santiago, Pedro y Juan, los líderes de los creyentes en Cristo, líderes que mucha gente conocía y honraban, nos dieron un apretón de manos a nosotros porque somos compañeros de trabajo. Acordamos en que Dios nos había enviado a los no Judíos, quienes no eran circumsisos, y que Dios los había enviado a ellos a los Judíos, quienes estaban circusidados. 10 Sólo nos exhortaron que recordamos ayudar a los pobres entre los creyentes que vivían en Jerusalén. Y eso es exactamente lo que he estado deseoso de hacer. 11 Pero después, mientras estaba en la ciudad de Antioquía, después de Pedro llegar allí, lo miré a los ojos y le dije que lo que hacía estaba mal. 12 Esto fue lo que pasó. Pedro fue a Antioquía y comenzó a comer regularmente con creyentes no Judíos que se encontraban allí. Más tarde habían ciertos creyentes Judíos que vinieron a Antioquía diciendo que Santiago, el líder de los creyentes en Jerusalén, los había enviado. Y cuando esos hombres llegaron Pedro paró de comer con los creyentes no Judíos y no se asoció con ellos. Tenía miedo de que los creyentes judíos de Jerusalén lo criticaran por asociarse con no Judíos. 13 Además, los otros creyentes Judíos en Antioquía se unieron a la hipocresía de Pedro separándose de los no Judíos. ¡Hasta Bernabé pensaba que debía parar de asociarse con los no Judíos! 14 Pero cuando me di cuenta de que no estaban siguiendo la verdad de la buena noticia de Cristo, y cuando todos los creyentes se reunieron, le dije a Pedro frente a todos: "Eres Judío, pero has estado viviendo como un gentil que no sigue la Ley. Así que, ¿cómo puedes persuadir a los no Judíos a vivir como Judíos?" 15 Nosotros nacimos como Judíos, y no como pecadores no Judíos quienes no saben nada acerca de la Ley de Dios. 16 Pero ahora nosotros sabemos que no es porque seamos personas que obedecen la Ley que Dios dio a Moisés que nos hace a una persona correcta en Su visión. Dios hace eso sólo si la persona confía en Cristo Jesús. Incluso algunos de nosotros los Judíos hemos confiado en Cristo Jesús. Nosotros hicimos que Dios nos declarara buenos a Su vista, porque nosotros confiamos en Cristo, y no porque tratamos de obedecr la Ley que Dios dio a Moisés. Dios había dicho que Él no declararía a nadie bueno a Su vista sólo porque ellos obedecen la Ley. 17 Pero cuando nosotros le pedimos a Dios que nos hiciera rectos a Su vista por confiar en Cristo, nosotros dejamos de obedecer la Ley, así que la Ley nos demostró que eramos pecadores por hacer eso. Pero eso ciertamente no significa que Cristo esté a favor del pecado. 18 ¡Ciertamente no! Si yo otra vez creyera que Dios me hiciera correcto a Su vista porque yo obedeciera Su Ley, yo sería como un hombre que recontruyó un viejo edificio débil que ya él había una vez derribado. Todos verían que Yo he quebrantado la Ley de Dios. 19 Mientras yo estaba tratando de obedecer la Ley de Dios, me volví como un hombre muerto; es como si la Ley me hubiera matado. Esto pasó para que así yo puedo vivir para adorar a Dios. 20 Es como si mi vieja manera de vivir terminó cuando Cristo murió en la cruz. Ya no dirijo mi vida. Cristo quien vive en mi corazón ahora dirige cómo yo vivo. Y cualquier cosa que hago ahora mientras vivo, la hago confiando en el Hijo de Dios. Él es quien primero me amó y se ofreció a Sí mismo como el sacrificio provisto por Dios para mi perdón. 21 Yo no pongo a un lado la bondad de Dios, como si el mantener la Ley pudiera hacerme recto con Dios. De otra forma, Cristo hubiera muerto en la cruz por nada.

Capítulo 3

1 ¡Ustedes hermanos en la fe allí en Galacia son muy tontos! ¡Alguien debe de haberles hechizado con su mal de ojo! Yo les conté exactamente cómo crucificaron a Jesucristo, ¿verdad? 2 Así que sólo quiero me digan una cosa: cuando el Espíritu Santo vino a ustedes, ¿vino porque estaban obedeciendo la Ley de Moisés? ¿O el Espíritu vino a ustedes porque habían escuchado las buenas noticias y confiaron en Cristo? Ciertamente esto es lo que paso. 3 ¡Ustedes son muy tontos! Primeramente ustedes se convirtieron en Cristianos porque el Espíritu de Dios se los permitió. Pero ahora ustedes creen que continuarán hasta que mueran al intentar tan duro como sea posible para obedecer la Ley. 4 Todas las cosas que ustedes han experimentado luego de que creyeron en Cristo- no habrían tenido ningún valor si no hubieran confiado en Él. 5 Ahora cuando Dios les da generosamente Su Espíritu y hace grandes cosas entre ustedes, ¿piensan que es porque ustedes obedecen la Ley de Dios? Seguramente ustedes saben que es porque cuando escucharon las buenas nuevas sobre Cristo, ¡ustedes confiaron en Él! 6-9 Lo que ustedes han experimentado es justo lo que Moisés escribió sobre Abraham en las Escrituras. Él escribió que Abraham confió en Dios, y como resultado Dios declaró que Abraham es bueno ante Sus ojos. Por consiguiente, ustedes deben entender que son los que confían en Cristo para que los salve los que Dios ha hecho que sean descendientes de Abraham. Mucho antes de que Dios comenzara a hacer que los no-Judíos fueran buenos ante Sus ojos cuando ellos confiaran en Él, el hombre escribió en las Escrituras que Él lo haría. Dios le anunció esta buena noticia a Abraham, como leemos en las Escrituras: "POR LO QUE HAS HECHO, YO BENDECIRÉ A TODAS LAS PERSONAS DE TODOS LOS GRUPOS EN LA TIERRA." Así que, nosotros sabemos a través de esto que Dios bendice a todos los que confíen en Cristo, así como bendijo a Abraham, quien también confió en Dios. 10 Dios maldice a todos los que crean que pueden agradar a Dios al obedecer Su Ley. Es como escribieron en las Escrituras hace tiempo atrás: "DIOS CASTIGARÁ POR LA ETERNIDAD A AQUELLOS QUE SIEMPRE Y CONTINUAMENTE DESOBEDEZCAN LAS LEYES QUE ELLOS ESCRIBIERON EN EL LIBRO DE LA LEY." 11 Pero Dios ha dicho que si Él declara a alguien bueno ante Sus ojos, no será porque ha obedecido Su Ley. Esto es cierto porque ellos escribieron en las Escrituras, "TODA PERSONA A QUIEN DIOS DECLARE COMO BUENO VIVIRÁ PORQUE CONFÍA EN DIOS." 12 Quien quiera trate de obedecer la Ley no está confiando en Cristo. Por el contrario, ellos escribieron en las Escrituras: "CUALQUIERA QUE EMPIEZE A HACER LAS COSAS QUE DICE LA LEY DEBERÁ OBEDECERLAS TODAS." 13 Cristo paró a Dios de que nos maldijera así como dice la Ley que Él debe de hacer. Esto sucedió cuando Dios maldijo a Cristo en nuestro lugar. Es como está escrito en las Escrituras: "DIOS MALDICE A CUALQUIERA QUE SE CUELGUE DE UN ÁRBOL." 14 Dios maldijo a Cristo a fin de bendecirnos nosotros los no-Judíos quienes creemos en Cristo, así como bendijo a Abraham. Y Él bendijo a los no-Judíos para que nosotros pudiéramos recibir al Espíritu, quien nos fue prometido a todos los que confiemos en Cristo. 15 Mis hermanos en la fe, la promesa de Dios es como un contrato entre dos personas. Luego de que ellos lo firman, nadie puede cancelarlo ni pueden añadirle nada al mismo. 16 Dios le prometió a Abraham que lo bendeciría a él y a su descendiente especial. Las Escrituras no dicen "tus descendientes", que quiere decir a mucha gente, sino que dice "tu descendiente", refiriéndose a una sola persona, Cristo. 17 Esto es lo que digo. Dios estableció un acuerdo con Abraham que la Ley que le dio a Moisés hace 430 años después de ese acuerdo no podía ser cancelada. 18 Esto es porque si lo que Dios nos está dando a nosotros siempre viene porque guardamos Su Ley, entonces Él no nos lo estaría dando porque prometió dárnoslo. En realidad, sin embargo, Dios le dio a Abraham este regalo porque Él con toda libertad le había prometido que se lo iba a dar. 19 Entonces, ¿por qué Dios nos dió Su Ley a nosotros los Judíos? Dios nos dio Su Ley para enseñarnos que todos nosotros deliberadamente la rompemos. Esta Ley estaba vigente hasta que el descendiente de quien hablamos--Cristo mismo-- vino a nosotros los Judíos. Hasta ese tiempo, la Ley que el ángel de Dios nos dió a nosotros los Judíos por la mano de Moisés, el hombre que estaba entre Dios y la gente, estaba siendo puesta en práctica. 20 Cuando hay una persona para que va entre otros, entonces siempre hay dos personas actuando: en este caso, Dios y los Israelitas. Pero Dios actuó por Él mismo, sin un intermediario, cuando le prometió a Abraham que lo bendeciría. Por consiguiente, la promesa de Abraham es mayor que la Ley porque no hubo un intermediario envuelto. 21 Así que, ¿la Ley habla en contra de lo que Dios promete? Ciertamente no. Si pudiéramos obedecer la Ley y vivir por siempre con Dios, pues ciertamente Él nos hubiera considerado a nosotros buenos ante Sus ojos. 22 Pero eso era imposible. En cambio, porque pecamos, la Ley en las Escrituras nos controla a nosotros- y a todas las cosas- como si estuviéramos en prisión. Así que cuando Dios prometió libertarnos de esa prisión, Él hablaba de cualquiera que cree en Jesucristo. 23 Antes de que Dios revelara la buena noticia sobre cómo las personas debían confiar en Cristo, Su Ley era como un soldado que guarda una prisión, incapaz de moverse. 24 Como un padre que proteje a su pequeño hijo al decirle a un esclavo que lo cuide, Dios nos estaba cuidando con Su Ley hasta que vino Cristo. Él hizo esto para que Él nos pudiera declarar buenos ante Sus ojos, si confiamos en Cristo. 25 Pero ahora que confiamos en Cristo, ya no necesitamos que la Ley de Dios nos cuide. 26 Yo digo esto porque todos ustedes son hijos de Dios porque han confiado en Jesucristo. 27 Todos los que confían en Cristo y fueron bautizados para que pudieran unirse con Él se han convertido en la misma cierta persona que Él es. 28 Si ustedes son creyentes, a Dios no le importa si son Judíos o no-Judíos, esclavos o personas libres, hombres o mujeres, porque todos ustedes están juntamente unidos a Cristo Jesús. 29 Aún más, ya que le pertenecen a Cristo, Él los hace descendientes de Abraham, y ustedes recibirán todo lo que Dios le prometió a él y a nosotros.

Capítulo 4

1 Ahora, voy a discutir más a fondo hijos y herederos. Un heredero es un hijo que luego poseerá todo lo que su padre tiene. Pero mientras ese heredero sea un niño, él es como un esclavo que otros controlan. 2 Hasta el día que su padre haya previamente determinado, otras personas supervisan al niño y manejan su propiedad. 3 Similar a esto, cuando fuimos como niños jóvenes, estábamos bajo las reglas malignas, por la que todos en este mundo los que viven. Esas reglas nos controlaban como amors que controlan a sus esclavos. 4 Pero cuando el tiempo que Dios había determinado, llegó, Él envió a Jesús, Su Hijo, al mundo. Jesús nació de una mujer humana, y Él tenía que obedecer la Ley. 5 Dios envió a Jesús para rescatarnos de la Ley que nos controlaba. Él hizo esto para adoptarnos como Sus propios hijos. 6 Porque ustedes son ahora hijos de Dios, Él envió el Espíritu de Su hijo para que viviera en cada uno de nosotros. Es Su Espíritu, quien nos permite llamar a Dios: "¡Padre, nuestro Padre amado!" Esto muestra que somos hijos de Dios. 7 Así que, por lo que Dios ha hecho, ya no es más cada uno de ustedes como un esclavo. En cambio, cada uno de ustedes es un hijo de Dios. Y desde que cada uno de ustedes es ahora hijo de Dios, Dios también les dará todo lo que Él les ha prometido. ¡Dios mismo lo hará! 8 Cuando no conocían a Dios, adoraban dioses que realmente no existían. Ustedes eran sus esclavos. Pero ahora conocen a Dios como su Dios. 9 Pero quizás será mejor, sin embargo, decir que ahora Dios los conoce a cada uno de ustedes. Así que, ¿porqué ustedes están regresando otra vez a seguir las débiles, inútiles, y malvadas regals de este mundo? Ustedes no quieren realmente convertirse en sus esclavos otra vez, ¿o sí? 10 ¡Tal parece que eso es lo que hacen! Nuevamente están obedeciendo lo que otros insisten que deben hacer en ciertos días especiales y ocasiones especiales en ciertos meses, épocas y años. 11 ¡Me preocupo por ustedes! He trabajado tan duro por ustedes, pero tal parece que todo fue para nada. 12 Mis compañeros creyentes, yo fuertemente les insto a que se vuelvan más como yo, porque yo no permito que la Ley me controle. Me volví como ustedes, no-Judíos, cuando fui libre de la Ley, y así también ustedes deben liberarse de esos dioses. Cuando fui por primera vez a ustedes, no me hicieron daño para nada, pero ahora me están preocupando demasiado. 13 Recuerden que la primera vez que les dije las buenas nuevas, lo hice porque estaba enfermo. 14 Y aunque quizás me han despreciado porque estaba enfermo, no me rechazaron. En cambio, me dieron la bienvenida como ustedes le dieran la bienvenida a un ángel que vino de Dios. ¡Me recibieron como si hubiesen recibido al mismo Cristo Jesús! 15 ¡Pero ahora ya no están más alegres! Sé por certeza que ustedes hubiésen hecho lo que sea para ayudarme. ¡Hubiése arrancado sus propios ojos para dármelos, si eso me hubiese ayudado! 16 Eso es por lo que me he vuelto tan triste ahora. Parecen pensar que me he convertido en su enemigo porque he continuado diciéndoles la verdad sobre Cristo a ustedes. 17 Aquellos que están insistiendo en obedecer las leyes Judías, están intentando que ustedes los sigan a ellos, pero ellos no lo estan haciendo por el bien de ustedes. Quieren mantenerlos alejados de mí, porque quieren que ustedes los sigan a ellos y no a mí. 18 Pues, es bueno insistir en hacer las cosas correctas; ustedes deben hacer esto siempre, y no solamente cuando yo estoy con ustedes. ¡Pero asegúrense de que sean las personas correctas quienes les enseñan lo que deben de hacer! 19-20 Ustedes son como mis hijos, y una vez más estoy muy preocuapado por ustedes, y continuaré hasta que se vuelvan como Cristo. Pero deseo estar con ustedes para poder hablarles con más suavidad, porque ahora mismo no se qué hacer con ustedes. 21 Permítanme explicarles esto nuevamente. Algunos de ustedes desean obedecer la Ley de Dios pero, ¿realmente prestan atención a lo que dice la Ley? 22 En la Ley leemos que Abraham se volvió padre de dos hijos. Su mujer esclava, Agar, dio a luz a un hijo, y su esposa Sara, quien no era esclava, dio a luz al otro. 23 Ismael, el hijo nacido por Agar, fue concebido naturalemente. Pero Isaac, el hijo nacido por Sara, quien no era esclava, fue concebido milagrosamente porque Dios le había prometido a Abraham que tendría un hijo. 24 Estas dos mujeres simbolizan dos pactos. Dios hizo el primer pacto con el pueblo de Israel en el Monte Sinaí. Ese pacto requiere que los Israelitas vivan como un esclavo a la Ley. Así que Agar, la mujer esclava, simboliza este pacto. 25 Así que Agar simbliza el Monte Sinaí, en la tierra de Arabia. Pero Agar también simboliza la ciudad de Jerusalén, como está hoy. Esto es porque Jersusalén es como una madre esclava; ella y todos sus hijos, esto es, su pueblo, son como esclavos, porque todos ellos deben obedecer la Ley que Dios le dio a Israel en el Monte Sinaí. 26 ¡Pero hay una nueva Jerusalén en el cielo, y esa ciudad es como una madre para todos nosotros quienes creen en Cristo, y esa ciudad es libre! 27 Esa nueva Jerusalén tendrá mucha más personas que la antigua Jerusalén. Esto es porque el profeta Isaías escribió: "¡USTEDES QUE VIVEN EN JERUSALÉN, DEBEN DE REGOCIJARSE! ¡AHORA NO TIENEN HIJOS, COMO UNA MUJER QUE NO PUEDE TENER HIJOS! PERO UN DÍA GRITARÁN DE ALEGRÍA AUNQUE NO TENGAN HIJOS AHORA. COMO UNA MUJER QUE NO PUEDE DAR A LUZ A HIJOS Y TE SIENTES ABANDONADA. TENDRÁS MÁS HIJOS QUE CUALQUIERA MUJER CON UN ESPOSO PUEDA DAR A LUZ." 28 Ahora, mis compañeros creyentes, se han convertido en hijos de Dios porque han creído en lo que Dios nos ha prometido dar. Son como Isaac, quien nació porque Abraham creyó en lo que Dios le había prometido. 29 Pero hace mucho tiempo, Ismael, el hijo de Abraham, quién nació naturalmente, causó problemas para Isaac, el hijo de Abraham, quien nació porque el Espíritu Santo lo hizo posible. Es la misma manera ahora, las personas que son esclavas a la Ley de Dios, persiguen aquellos de nosotros que confiamos en lo que Cristo ha prometido darnos. 30 Pero estas son las palabras en las Escrituras: "EL HIJO DE LA MUJER, QUIEN NO FUE UNA ESCLAVA, HEREDARÁ LO QUE SU PADRE POSEE. EL NIÑO ESCLAVO NO HEREDARÁ NADA. ¡ASÍ QUE ENVÍA LEJOS DE ESTE LUGAR, A LA MUJER ESCLAVA Y SU HIJO!" 31 Mis compañeros creyentes, nuestro ancestro no es la mujer esclava; en cambio, ¡nuestra ancestro es la mujer libre!

Capítulo 5

1 Cristo nos liberó de la Ley para que ya no nos controlara. Así que detengan a cualquiera que diga que ustedes son esclavos de la Ley, y no dejen que la Ley les controle como esclavos otra vez. 2 Consideren muy cuidadosamente lo que yo, Pablo, un apóstol, ahora les digo. Si dejan que alguien los circuncide, lo que Cristo ha hecho por ustedes no les ayudará para nada! 3-4 Una vez más declaro solemnemente a todo hombre a quien ellos han circuncidado, que él deberá obedecer la Ley perfectamente, para que Dios lo declare bueno delante de Él. Si ustedes esperan que Dios los declare bueno a Su vista porque tratan de guardar la Ley, se han separado de Cristo; Dios ya no los tratará amablemente. 5 Nosotros a quienes el Espíritu de Dios nos permite confiar en Cristo, estamos esperando confiadamente por el tiempo en que 6 Dios nos declarará buenos a Su vista. A Dios no le interesa si estamos o no circuncidados. Por el contrario, a Dios le interesa si confiamos en Cristo, con el resultado de que amemos a otros porque confiamos en Él. 7 ¡Ustedes estaban siguiendo a Cristo tan bien! ¿Quien los detuvo de obedecer Su verdadero mensaje? 8 Dios, quien los escogió, no es El que les está persuadiendo a pensar así! 9 Esta falsa enseñanza que alguien les está enseñando está en peligro de extenderse a todos ustedes, así como un poco de levadura en la masa causa que toda ella se expanda. 10 Estoy seguro que el Señor Jesús los guardará de creer en cualquier otra cosa excepto en Su verdadera buena noticia. Dios ciertamente castigará a cualquiera que les esté confundiendo al enseñarles este mensaje falso, quienquiera que sea. 11 Pero, mis compañeros creyentes, tal vez alguien está diciendo que yo todavía lesnenseño que ustedes tienen que permitir que los circunciden. Yo ciertamente enseñaba eso antes de seguir a Cristo, pero yo ya no estoy enseñando eso. Lo que están diciendo no puede ser cierto; de otra manera, nadie me estaría persiguiendo ahora. No, yo les digo que si la gente piensa que tienen que ser circuncidados para seguir a Cristo, entonces el hecho de que Cristo murió en la cruz ya no hace ninguna diferencia para ellos. 12 ¡Yo deseo que aquéllos que los están confundiéndo a ustedes fueran más lejos y se castren ellos mismos! 13 Mis companeros en la fe, Dios los ha llamado a ustedes para hacerlos libres. Pero no piensen que el los liberó para que pudieran pecar. ¡En su lugar, ámensen y sírvanse unos a los otros, porque ahora son libres para hacer eso! 14 Recuerden algo que dijo Jesús. El dijo toda la Ley significa esto: " AMA A CADA PERSONA COMO TE AMAS A TÍ MISMO". 15 Así que, si ustedes se atacan y dañan entre ustedes como animales salvajes, es posible que se destruyan por completo el uno al otro. 16 Así que les digo esto: Siempre dejen que el Espíritu de Dios les guíe. Si hacen eso, no pecarán, como los seres humanos normales lo desean hacer. 17 Cuando quieran pecar, ustedes irán en contra del Espíritu de Dios. Y el Espíritu de Dios irá en contra de lo normalmente los seres humanos desean. Estos dos siempre están peleando el uno contra el otro. El resultado es que no siempre harán las cosas buenas que ustedes verdaderamente desean hacer. 18 Pero cuando el Espíritu de Dios los guía, la Ley no los controla. 19 Ahora lo que los seres humanos normales quieren hacer es fácil de ver. Ellos cometen actos sexuales malos, acciones sexuales que van contra lo que es natural, y desean cosas que van contra las buenas leyes. 20 Ellos también adoran dioses falsos y cosas que representan esos dioses. Ellos intentan de conseguir espíritus malignos para actuar para ellos. Las personas son hostiles con otros. La gente pelea los unos con los otros. La gente es celosa. La gente se comporta furiosamente. La gente trata de conseguir que los demás piensen altamente de ellos y no toman en cuenta lo que otros quieren. La gente no se asocia con otros. La gente solo se asocia solo con los que estan de acuerdo con ellos. 21 La gente quiere lo que otros tienen. La gente se embriaga y se alborota. Y hacen otras cosas como estas. Te advierto ahora, así como te advertí anteriormente, que los que constantemente actuan y piensan así no van a recibir lo que Dios tiene para su propia gente cuando Él se revele a todos como rey. 22 Pero así como crecemos confiando en Cristo, el Espíritu de Dios nos causa amar a otros. Somos felices. Somos pasivos. Somos pacientes. 23 Somos bondadosos. Somos buenos. Nosotros somos en quienes otros pueden confiar. Somos amables. Nosotros controlamos nuestro comportamiento. No hay ninguna ley que diga que la gente no puede pensar y comportar de tal manera. 24 Además, nosotros que pertenecemos a Cristo Jesús nos hemos dejado de obsesionarnos con las cosas malas que queríamos hacer. ¡Es como si los hubiéramos clavado en una cruz y asesinado esas malvadas cosas! 25 Ya que el Espíritu de Dios nos ha permitido vivir de una nueva manera, debemos comportarnos como el Espíritu nos guíe. 26 No deberíamos de estar orgullosos de nosotros mismos. No deberíamos de hacer enojar el uno al otro. No deberíamos de envidiarse entre sí.

Capítulo 6

1 Mis compañeros creyentes, si descubren que un hermano o hermana está haciendo mal, aquellos de ustedes, que el Espíritu de Dios dirija, deberán gentilmente corregir esa persona. Además, al corregir a otra persona, deben ser bien cuidadoso para que tú no peques también. 2 Cuando hay hermanos o hermanas quienes tienen problemas, deben ayudarse los unos a los otros. Al hacer esto, ustedes harán lo que Dios mando. 3 Yo digo estas cosas porque gente que piensan más de lo debido de sí mismo de lo que deben simplemente se engañan a sí mismos. 4 En cambio, cada uno de ustedes deberán consistentemente probarse y decidir si ustedes mismos aprueban lo que ustedes mismos están haciendo y pensando. Si pueden, entonces pueden estar orgullosos de lo que ustedes mismos han hecho, y no porque lo que han hecho es mejor que lo que otros han hecho. 5 Yo digo esto porque ustedes, todos, deben realizar sus propias tareas individuales. 6 Si compañeros creyentes les enseñan la verdad acerca de Dios, entonces deberás compartir tus posesiones con ellos. 7 Ustedes no deberán engañarse ustedes mismos. Recuerden que nadie puede engañar a Dios. Igual que un granjero cosechará exactamente el tipo de fruto que él siembra, Dios le pagará a las personas de acuerdo a lo que han hecho. 8 Dios castigará eternamente aquellos quienes cometen los pecados que desean hacer. Pero aquellos quienes complazcan el Espíritu de Dios vivirán para siempre con Dios por lo que el Espíritu de Dios hace por ellos. 9 Pero, nosotros no debemos cansarnos de hacer lo que le agrada a Dios, porque eventualmente, en el tiempo que Dios ha determinado, nosotros recibiremos una recompensa, si nosotros no nos detenemos de hacer las cosas buenas que hemos estado haciendo. 10 Así que, cuandoquiera que tengamos las oportunidades, debemos hacer lo que es bueno a todas la gente. Pero especialmente debemos hacer lo que es bueno a todos nuestros compañeros creyentes. 11 Ahora, le escribo esta última parte de la carta en mi propia mano. Fíjense en la letras grandes con cuales yo le escribo ahora. 12 Algunos creyentes Judíos desean circuncidarlos para que los otros Judíos piensen altamente de ellos por hacerle convertir al Judaísmo. Pero ellos están haciendo esto solo para que los demás no los persigan por creer que Cristo murió en la cruz para salvarnos. 13 La razón por la cual yo digo esto es porque ni esas personas guardan la Ley de Dios; en cambio, ellos desean circuncidarlos para que ellos puedan alardear que ellos han tenido más convertidos a la fe Judía. 14 Yo mismo, sin embargo, deseo muchísimo nunca alardear sobre nada de eso. La única cosa de la cual yo estaré orgulloso, es sobre nuestro Señor Jesucristo y su muerte en la cruz. Cuando Él murió en la cruz, Él hizo todo los que los incrédulos deseaban, ser nada a mi vista, y Él hizo que lo que yo deseaba, ser nada en sus vistas. 15 Yo estaré bien orgulloso sobre eso, porque Dios no le importa si la gente son circuncidadas o no. En cambio, Él le importa, solo cambiarlos a ser nuevas personas. 16 Pueda Dios darles paz y bondad a todos los que vivan así. ¡Estos creyentes son la verdadera nación de Israel que le pertenece a Dios! 17 Yo vi que la gente me ha perseguido por declarar la verdad acerca de Jesús, y como resultado, yo tengo cicatrices en mi cuerpo, no como sus nuevos maestro. ¡Así que, no me molesten sobre estos asuntos otra vez! 18 Mis compañeros creyentes, pueda nuestro Señor Jesucristo gentilmente ser bueno con todos ustedes. ¡Amen!